El INENCO y su propósito de mejorar la calidad de vida de los argentinos en todos los ámbitos de la región y el país
Este martes 26, se celebró el 44º Aniversario del Instituto de Investigaciones en Energía No Convencional (INENCO) y del Instituto de Investigaciones para la Industria Química (INIQUI), las instituciones que contribuyen al desarrollo científico y social en Salta y el país. Actualmente, el Instituto está conformado por alrededor de 105 integrantes, entre investigadores CONICET-UNSa, Personal de apoyo Técnico y Administrativo, Becarios doctorales y postdoctorales.
Los orígenes del INENCO se asentaron en el contexto de la crisis petrolera mundial de 1973, ya que en el Departamento de Física de la Universidad Nacional de Salta se creó en 1975 un grupo de trabajo en energías renovables en la suposición de que estas energías sustituirán a las convencionales en el largo plazo, por lo que era necesario emprender un plan de investigación y formación de recursos humanos en este tema. La actividad tomó envergadura siendo apoyada por la SECYT a través de un plan nacional. El incremento de la actividad hizo necesario plantear la creación de un Instituto en 1980.
Durante el acto, habló el actual Director del INENCO, el Dr. Alejandro Hernández, quien realizó un breve recorrido de la historia del instituto y el trabajo que llevan realizando desde hace más de cuatro décadas. Contó que inicialmente el INENCO se dedicaba exclusivamente a la investigación, desarrollo e innovación en energía solar térmica y fotovoltaica, donde desarrollaban tecnología solar de bajo costo. Esas producciones fueron esparcidas “por esa Argentina profunda tan necesitada de ayuda y atención como la Puna salto-jujeña, los valles de altura y el chaco salteño”, lugares de la provincia de Salta donde no llega la electricidad ni el gas por redes porque su densidad poblacional es de sólo 0,3 hab/km², relató.
El trabajo involucró el perfeccionamiento de secaderos solares, que permitieron, por ejemplo, mejorar los procesos productivos del pimentón en los Valles Calchaquíes, del tabaco en el Valle de Lerma, de hortalizas en la Quebrada de Humahuaca y del orégano en Traslasierra, en la provincia de Córdoba, agregando valor a sus cadenas productivas. También se desarrolló invernaderos que fueron transferidos al
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Salta y de Catamarca, a pobladores andinos de las localidades de Nazareno, Abra Pampa y Cachi. También, a instituciones educativas como la Escuela de El Rosal, el Colegio Secundario de Alfarcito y recientemente, la Escuela del paraje Negro del Tirao.
“Aprendimos a diseñar y evaluar edificios bioclimáticos y asesoramos a los gobiernos de Salta y Jujuy para que construyeran viviendas bioclimáticas en Abra Pampa, Cachi y el Valle de Lerma, un centro de salud en Castro Tolay (Jujuy), el primer (y quizás el único) hospital bioclimático Materno Infantil del país en Susques (Jujuv) y el colegio secundario albergue de montaña Alfarcito donde los alumnos disfrutan de calefacción, agua caliente y electricidad solar”, narró Hernández. Se trataron de al menos 20 edificios bioclimáticos en total distribuidos entre Salta y Jujuy, que brindan servicios esenciales a sus pobladores como son la vivienda digna, la salud y la educación.
También, se trabajó en calentadores de aire que fueron empleados para el secado de productos agrícolas en las localidades salteñas de Cerrillos, Huacalera, San Carlos, y el calefaccionado de edificios como el Salón Municipal y un taller de artesanos en Tolar Grande, junto, nuevamente al colegio secundario de Alfarcito y la vivienda bioclimática Samiri en Vaqueros.
Hernández se refirió a la problemática de los altos contenidos de arsénico en el agua que están presentes en las zonas rurales en la Puna y el Chaco salteño. Situación que “no fue atendida por los gobiernos provinciales durante muchos años” y donde el INENCO asumió una responsabilidad social y trabajó en el desarrollo de destiladores solares de agua con una o con múltiples etapas para proveer de agua segura a pobladores anteños de El Vencido y Las Lajitas; en Urcuro, en Los Andes, en la Escuela Esquina de Guardia, en La Poma; en Capitán Pajés y en escuelas, de Rivadavia Banda Norte. “Cientos de familias pudieron alejarse del riesgo de cáncer por arseniosis con esta tecnología de bajo costo y mantenimiento. Pero también desarrollamos un destilador multietapas hibrido solar-gas”, expresó el director.
Asimismo, relató sobre las iniciativas en el diseño y la instalación de calefones solares, que, junto al desarrollo de colectores calentadores de agua con distintas tipologías, materiales y costo, fueron instalados en la Escuela de El Rosal, en baños públicos de San Isidro y Rodeo Colorado, en 12 viviendas rurales de Iruya, en un lavadero solar comunitario en Las Capillas (Iruya), en la Sala Entre Ríos de Molinos, y en 25 viviendas de Cabrerías (Luracatao)
Otra de las líneas del INENCO es el desarrollo de cocinas y hornos solares, que fueron transferidas a escuelas rurales de la Quebrada del Toro, Luracatao, Amblayo, San Juan de Quillaques, Iruya, Castro Tolay y, a 6 escuelas de Amaicha del Valle. “Aprendimos a Instalar paneles fotovoltaicos y le brindamos electricidad a muchas escuelas y familias rurales para iluminación y funcionamiento de aparatos eléctricos esenciales, en colaboración con el PERMER (Proyecto de Energías Renovables en Mercados Rurales Rurales del Ministerio de Energia y Mineria de la Nacion)”, contó.
También, a lo largo de los años, se capacitó a pobladores rurales en el bombeo solar de agua en el chaco salteño. Y se pudo construir una planta solar térmica de producción de vapor a alta temperatura y presión mediante un concentrador solar del tipo Fresnel de 174 m2 de espejos de alta referencia. Esta planta fue transferida a un productor de pimiento seco para pimentón de la localidad de San Carlos. En definitiva, “todos nuestros desarrollos tecnológicos han tenido como destino final la gente más vulnerable y desatendida de nuestra sociedad. La gente que hace Patria día a día en esos lugares remotos sin que nosotros lo sepamos, sin que nosotros se lo agradezcamos, sin que nosotros se lo reconozcamos”, refirió Hernández.
Dejar de ser solaristas
Si bien, la característico en las primeras décadas fue el desarrollo de tecnología vinculada a la energía solar, el director expresó en su discurso que “ya no somos sólo solaristas” puesto que las áreas de investigación se expandieron a líneas de óptica láser, energías renovables de biomasa y eólica y los temas socio-ambientales, de salud, gestión territorial y física atómica y molecular. “Y así, la multidisciplina enriqueció nuestra producción”, afirmó.
Contó que el Grupo de Óptica Láser, emplea la interferometria clásica, la holográfica y la de Speckle para visualizar flujos de calor y materia, medir las propiedades mecánicas de materiales, realizar estudio de vibraciones, secado de pinturas y la detección de microalgas de interés regional y del parásito del Chagas para contribuir en investigaciones clínicas sobre esta enfermedad.
En cuanto, a la línea de Planificación y Gestión Territorial, aseguró que se trabaja en el territorio con comunidades originarias en respuesta a demandas concretas que surgieron de las mismas comunidades y se trabajó en conjunto con organizaciones locales e instituciones educativas en el planteamiento de proyectos para mejorar el acceso a la energía y al agua en zonas rurales. Entre ellos, se destacan proyectos de acceso al agua segura y construcción e instalación participativa de calefones solares que fueron formulados junto a las comunidades originarias de Cabrerías, Nazareno, Alfarcito, Potrero de Castilla y Cerro Negro del Tirao. También desarrollan proyectos de provisión y saneamiento del agua en el chaco salteño.
En la línea de trabajo Ambiente y Salud, el principal interés es el estudio de enfermedades en el área tropical de la provincia de Salta y la búsqueda de estrategias de control de las mismas. El grupo trabaja tanto en epidemiología como en entomología. También desarrollan modelos matemáticos y computacionales que ayudan a tener un mejor entendimiento de los mecanismos que determinan la transmisión de las enfermedades como el dengue y la leishmaniasis, ambas transmitidas en forma indirecta a través de insectos. “Sus investigaciones tienen un alto impacto social en el departamento de Orán donde estas enfermedades son endémicas”, precisó.

A su vez, el grupo de Estudios Socio-Ambientales, investiga y brinda asistencia técnica en temáticas relacionadas a la gestión del agua y el territorio. Las líneas de estudio e investigación que se desarrollan actualmente son: agua y saneamiento, tierra y bosques, cadena de producción del litio, y grandes transacciones de tierras, entre otras. El equipo cuenta con un laboratorio para la realización de análisis fisicoquímicos, bacteriológicos y parasitológicos en agua potable, aguas naturales y efluentes cloacales e industriales, brindando estos servicios a empresas y particulares de toda la región.
Mientras que, el grupo de Física Atómica, Molecular y Óptica, investiga la estructura electrónica y los procesos colisionales entre partículas atómicas, subatómicas, y la luz con la materia. Entre los procesos investigados se incluye la excitación, ionización y captura de los electrones del blanco debido a la interacción de partículas atómicas, así como el estudio de colisiones de pulsos electromagnéticos ultra-cortos. En los últimos años, los integrantes del grupo se han abocado a la inclusión de métodos de machine learning en esta área.
Hernández expresó que, en estos 44 años de vida, la labor del INENCO “ha trascendido las fronteras de sus laboratorios y se ha incrustado en la sociedad que le da sustento, generando una huella que transmuta y se acomoda a los cambios de época y de gobiernos”. Sostuvo que “las crisis pasan, los desfinanciamientos pasarán, las luchas internas pasarán, pero el INENCO perdurará en el tiempo y el espacio realizando su labor científica siempre con un fin social: el de mejorar la calidad de vida de los argentinos en todos los ámbitos de la región y el país”, manifestó.
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