A 75 años de la gratuidad universitaria: La Educación es un Derecho Humano Fundamental 

Por Federico Núñez Burgos, Jefe de Trabajos Prácticos Regular – Historia Argentina III – Escuela de Historia -Facultad de Humanidades, Comisionado a Cargo de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Salta. 

 

 La Declaración Universal de Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; la Convención de los Derechos del Niño, la Constitución Nacional, las diversas Leyes que regulan el sistema educativo, la Ley de Educación Superior, destacan a la educación y el conocimiento como bienes públicos y un derecho personal y social; es el reconocimiento claro que la Educación es un Derecho Humano Fundamental y la única herramienta cierta y eficaz para combatir los males de la sociedad; sacar del desconocimiento a las personas es allanar el camino para una superación humana real, concreta y cierta, bajo estricta responsabilidad del Estado para su pleno goce.

 La ciencia y la técnica, el conocimiento especulativo han permitido a la historia de la humanidad sus más grandes proezas, alcanzar los confines del espacio, desarrollar curaciones eficientes, lograr explotaciones racionales de recursos naturales, desarrollar conocimientos más allá de nuestras experiencias sensibles, permitieron y estimularon mejores condiciones de vida, el crecimiento vegetativo y la longevidad. 

Claramente la gestión educativa (como todo otro bien social) tiene un sinfín de opciones para su gestión, NUESTRO PAÍS por tradición histórica, posicionamiento internacional y convicción social optó por la aplicación de un MODELO EDUCATIVO PÚBLICO que coexiste con la gestión privada. Que diga público es un reconocimiento a la maravillosa historia del sistema educativo argentino, regido y estructurado en torno a pilares básicos desde aquellos años en que se fue vertebrando el sistema universitario, Córdoba, Buenos Aires, La Plata y desde allí una enorme y pródiga riqueza social. 

Los años de conformación estatal llevaron a tensiones internas entre un modelo más central del sistema educativo y algunos modelos locales, superando el proceso la sanción de la Ley 1420 del año 1.884 y la visión de un conjunto de hombres y mujeres que sentaron las bases del sistema, con docentes y políticos como Sarmiento, Grierson, Vera Peñaloza o Cossettini, entre otros, Argentina se pone a la vanguardia de un sistema público y gratuito con alcance universal.

Los años siguientes verán el desarrollo de un modelo centralizado en el nivel nacional y eficiente en sus resultados, indicadores de analfabetismo a la baja, desarrollo de inversiones, obras públicas, laboratorios, observatorios, museos, bibliotecas y demás a lo largo de todo el sistema, robustecieron la educación pública como eje del desarrollo social y cultural, la movilidad social se realizaba por los carriles del conocimiento, la aptitud para el empleo y el llamado progreso moral. Los años del radicalismo, el conservadurismo, el peronismo, el desarrollismo, con sus improntas pusieron énfasis en los intereses de clase pero no pusieron en dudas la centralidad de la educación pública y gratuita como eje vertebrador de un modelo de país caracterizado por la movilidad social ascendente que se corona con destacados profesionales alcanzando el reconocimiento internacional por premiaciones académicas, científicas y humanitarias que incluyen a los Nobel de Houssay, Leloir, Milstein, Pérez Esquivel y Saavedra Lamas. Aciertos y desaciertos llevaron al desarrollo integral de un sistema educativo publico y gratuito, de inspiración europea, masivo, orientado a la promoción social y el desarrollo del espíritu humano. Los años neoliberales pusieron en dudas toda la estructura educacional, la reforma educativa de 1.994, afectó gravemente la lógica interna del sistema, lo desarticuló en términos de jurisdicciones desiguales, desequilibradas en materia socioeconómica, también lo hizo en términos de la unidad interna del conocimiento incluyendo saberes que por mas que intentaban articularse en lo regional, emularon modelos que los países centrales abandonaban, lo mismo ocurrió en términos del componente pedagógico entrando en debates inaplicables en relación a los recursos disponibles por jurisdicción…el sistema respondió hacia una nueva centralización, primero de contenidos y después de recursos, fondos nacionales equilibran las diferencias regionales en un país con un federalismo desequilibrado hacia el centro. Desde aquella poco feliz reforma, nada más que agregar que un breve intento estéril en la afamada Ley Nacional de Educación, que no pudo controlar los males que se introdujeron al sistema. 

La Universidad resistió la mayoría de los embates neoliberales, la Ley Federal de Educación la excluyó en general, pero mecanismos novedosos de acreditación y carreras se fueron imponiendo, todos los niveles fueron abandonado los modelos conceptuales del sistema originalmente pensado y la desarticulación entre ellos se hizo cada vez más evidente. 

El neoliberalismo actual, ahora llamado libertario, retoma esas banderas, y sobre las dificultades del sistema provocados por los mismos actores que reivindican como héroes, buscan profundizar la fragmentación jurisdiccional y la desarticulación del conocimiento integral como remedios a los males del sistema educativo. Primero fue el debate en torno al rol de Ministerio de Educación de la Nación, su pérdida de jerarquía y concepto, detrás del llamado Capital Humano, después la finalización del Fondo Nacional de Incentivo Docente y junto a ello la parálisis de las obras en infraestructura y materiales para los sistemas de educación primaria, secundaria y técnica. Ahora el desfinanciamiento del nivel superior congelando presupuestos en base a proyecciones 2022 para ser aplicados en 2024, sin tener en cuenta siquiera la crisis inflacionaria sufrida. Las concepciones más radicalizadas resuelven los problemas negando su existencia o provocando su inexistencia. Advierto que el actual Gobierno Nacional no vaya a recorrer ese camino y en vez de resolver los problemas por medio de la integración, el diálogo y el consenso, busque erradicar sus fuentes, principio gravísimo en el contexto nacional ya que tensaría las opciones, ampliaría las grietas y desembocaría en los extremismos más radicalizados donde lo otro no es diferente, sino un enemigo peligroso, antipático y erradicable. Defender la Educación Superior Pública y Gratuita no solo es hacerse eco de la mejor tradición pedagógica y moral de todos los tiempos; Defender la Educación Superior Pública y Gratuita es garantizar la movilidad social ascendente; Defender la Educación Superior Pública y Gratuita es garantizar el desarrollo pleno del espíritu humano; Defender la Educación Superior Pública y Gratuita es defender a todos los niveles del sistema educativo público y gratuito; Defender la Educación Superior Pública y Gratuita es defender los Derechos Fundamentales de la Persona Humana; Defender la Educación Superior Pública y Gratuita es defender la tradición más pura de una identidad nacional basada en la igualdad de posibilidades.

Por eso, es necesario Defender a la Educación Superior Pública y Gratuita de la estrategia del desfinanciamiento, del discurso banal y simplista del neoliberalismo contemporáneo que busca romper la integridad social, la solidaridad colectiva y el compromiso por la igualdad de posibilidades. 

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