El uso de las IA y su impacto en la escritura del nivel secundario y universitario

A partir del Proyecto de Investigación A 2724/0 “La escritura en  Ciencias de la Comunicación” (2022-2025) del Consejo de Investigación de la UNSa (CIUNSa), se pretende reflexionar en torno al uso de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito educativo, específicamente en la escritura académica y su impacto en estudiantes de secundaria y universitarios. Desde el Newsletter de la UNSa, se dialogó con el director del Proyecto, Mg. Sergio Gustavo Grabosky, quien describió cómo se da  la utilización de herramientas como Chat GPT de parte de los mismos estudiantes y los desafíos que se platean en torno a un correcto uso de las IA.

Sergio Grabosky contó que a partir de 2022, cuando se abre el acceso a OpenAI, la empresa  de tecnología que se especializa en inteligencia artificial (IA), también se abrió el acceso al chat GPT. De allí es que “empezamos a indagar sobre el uso de esta tecnología y de esta plataforma, o de lo que también podemos considerar como nueva interfaz”, manifestó. Es por eso que se comenzó a profundizar en cómo estaba siendo tomada esta herramienta para la escritura por los mismos usuarios, específicamente, en el ámbito universitario y el nivel secundario. 

El docente contó además que en el marco de un taller que dio en el Centro Cultural de España en Buenos Aires, pudo trabajar sobre lo que significaba la producción de escritura con el chat GPT. Lo hizo junto a profesionales de la arquitectura, la fotografía, el arte de ficción, y de abogados que estaban problematizando la influencia del chat GPT en sus profesiones. En el taller abordó lo que sería una propuesta didáctica de la escritura con esta herramienta, es decir, sobre cómo utilizarla de manera adecuada, con integridad académica, que permite resolver el problema del plagio. En ese sentido, Grabosky destacó que todos estos nuevos modos se están regulando de a poco, por ejemplo, las normas APA ya han incluido una plantilla para citar trabajos hechos con inteligencia artificial. Mientras que en el área de las tecnologías en humanidades, se está trabajando sobre el uso que se hace en cada disciplina.

Esa experiencia le permitió que junto a su equipo de investigación, puedan plantear un abordaje de la escritura electrónica y cómo las prácticas de los usuarios se han visto interpeladas e incluso modificadas por esta nueva tecnología, en pos de garantizar un uso adecuado de las inteligencias artificiales. “Nuestra indagación va sobre si habría un uso ético y un uso íntegro de la IA generativa para la producción escrita en el ámbito académico”, manifestó. A modo de ejemplo, lo planteó en las etapas de la escritura, donde “para generar la ruptura de la página en blanco, que es un problema del escritor, el Chat GPT puede ser una herramienta interesante para romper esa traba”. Lo cierto es que también este mismo chat “se ha visto como un interlocutor, como un alter ego del escritor con quien vos podés generar ideas de manera recíproca colaborativa”. 

“Nuestra indagación va sobre si habría un uso ético y un uso íntegro de la IA generativa para la producción escrita en el ámbito académico”

Las primeras observaciones que se van teniendo desde el proyecto en el ámbito secundario, evidencian una práctica no declarada del uso creciente del Chat GTP. Grabosky detalló que “lo primero que observamos en un público reducido, donde hacemos una investigación etnográfica, porque estamos situados con los profesores que son docentes de los distintos cursos, es que hay una utilización cada vez más cotidiana, pero no declarada, es decir, que se la ocultan a los docentes, y los docentes, en general, no están indagando sobre esta utilización. Ello deriva en que se origine una situación en la que “los chicos no saben usarlo adecuadamente, y terminan presentando malos trabajos, de mala calidad, y que entonces surge la necesidad de tomarlo como problemática de formación docente”

Mientras que, en el ámbito universitario, se da la instancia de “declaración” del uso de distintas inteligencias artificiales. “Nos sorprendió, a través de entrevistas y encuestas que implementamos en el 2023-2024, que aparecen mencionadas las inteligencias artificiales, pero no tienen un peso fuerte o suficiente como para que sea relevante”, dijo el director, quien es docente del área lingüística. 

Para Grabosky pensar sobre el uso íntegro de las IA demanda que el ser humano “sea el que direccione la comunicación, el que tome las decisiones, el que plantee la cuestión retórica, es decir, el que marque el rumbo de lo que se quiere decir, cómo comunicar, a quién comunicar”. Acción muy  distinta a lo que sería el plagio, “que es cuando el ser humano delega absolutamente todas las decisiones de la escritura en la inteligencia artificial generativa”.  

Es por eso que el director remarcó que, por un lado, el proyecto apunta a la necesidad indagar sobre cómo los usuarios usan las IA en distintas prácticas. Por otra parte, también pretende profundizar sobre la didáctica de la escritura, es decir, cómo se puede potenciar el aprendizaje de la escritura en la vida profesional. Sobre todo, cuando en herramientas como Word (si se cuenta con el Microsoft Oficial) ya se tiene la incorporación de la IA con el copilot, que no sólo te monitorea la escritura, sino que te puede brindar un panorama de integridad en cuanto a porcentajes de cita online, al uso de un lenguaje respetuoso, que no discrimina, es decir, “realmente es una herramienta que enriquece la escritura si es que la utilizas de manera adecuada”, afirmó. 

A partir de todo el proceso de investigación, Grabosky se sumó al debate en torno a la regulación de las IA, las redes sociales y el uso de celulares en las aulas de parte del Estado. El magíster consideró que lo primero que se debe hacer es desterrar la idea de la regulación como prohibición, ya que “en realidad la regulación tiene que ver con la gobernanza, tiene que ver con el control”. “Es muy difícil que un Estado nacional pueda regular a empresas que son grandes corporaciones, que están por encima de los Estados nacionales, pero es necesario hacerlo”, refirió. Por ejemplo, en Europa se está hablando fuertemente sobre la necesidad de que la inteligencia artificial sea una inteligencia humana, es decir, que esté en función de los seres humanos, de valores éticos. En ese caso, “es fundamental que el Estado tome decisiones en relación a esto”. 

Pero también, en cuanto a la escritura de manera puntual, el director dijo que “las universidades como centros de investigación y de escritura también están enfrentando la necesidad de generar regulación”. Por ejemplo, las normas editoriales tienen que incorporar pautas del uso de la inteligencia artificial en la producción académica. “Esa es una discusión necesaria, y desde el proyecto de investigación estamos por presentar ahora una propuesta al Rectorado que tiene como intención generar una comisión interdisciplinaria con todas las facultades para pensar estas normas de escritura académica dentro del campus universitario”, adelantó. 

“Las universidades como centros de investigación y de escritura también están enfrentando la necesidad de generar regulación sobre las IA”.

Grabosky sostiene que quizás “el miedo que genera hablar de IA o la posibilidad que genera la inteligencia artificial de modificar un trabajo o un desempeño profesional tiene que ser superado por el conocimiento”. Por lo que apeló a que se continúe indagando en saber  cómo funciona la inteligencia artificial, cómo tiene que ser la interacción, cuál es la manera de procesar la información que tiene un “gran modelo de lenguaje” como es el chat GPT. “El que no sabe, el que desconoce cómo funciona, por ahí tiene la fantasía de que se trataría de algo que viene a romper con todo lo humano o que viene a tirar por tierra las posibilidades humanas. Y al contrario, la mirada tiene que ser  de que no se trata de algo ajeno al ser humano, sino que es algo que va a redundar, o que puede redundar en beneficio de toda la humanidad”, subrayó.

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